Corre el año 1229 y las extrañas circunstancias que rodean al Monasterio de San Benito, en la cordillera leridana de los Pirineos, son motivo del traslado urgente del rey don Jaime I de Aragón con todo su séquito de nobles, caballeros, médicos y damas de Corte. Lo que se supone será un corto viaje de pronta resolución, acaba convirtiéndose en una trampa retorcida de la que resultará difícil escapar: las muertes acontecidas de ocho religiosas aragonesas y las violaciones a tres monjas catalanas, no esconden sino acercar a su majestad al monasterio en busca de algo irreparable: “dar muerte al Rey”.
Sin saberse engañado, a la misteriosa abadía acude el monarca acompañado de la reina Leonor, hija de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor de Inglaterra. Mientras su hijo Alfonso queda al cuidado de la Corte, la reina viaja junto a su dueña Berenguela y sus cinco damas, Teresa, Águeda, Sancha, Juana y Violante. Ésta última no es ni más ni menos que la princesa de Hungría, quien, por orden de su padre el rey Andrés II, entra a su servicio con el fin de aprender todo cuanto una futura reina debe ser para entender a su pueblo. Sin embargo, el objetivo de Violante y de la Corona de Hungría no es otro que utilizar su hermosura y juventud para enamorar al rey, ser su esposa, y convertirse en reina de Aragón, impulsando así la beneficiosa unión de dos reinos destinados a unirse políticamente.
Así comienza una trama que a un ritmo trepidante convierte al monasterio en un lupanar del infierno en el que todo el mundo esconde algo bajo los faldones. Averiguar el porqué de la muerte de las religiosas desata una tormenta que nos muestra salas de tortura en la torre de la abadía, un scriptorium secreto en el que se traducen libros prohibidos, embarazos que se truncan y sirven de excusa para aquellas novicias que se han rendido al pecado, huertos sombríos que esconden cadáveres de animales junto a restos humanos, novicias aragonesas que son castigadas y novicias catalanas ultrajadas.
En ese macabro escenario la hermana Constanza y el rey don Jaime resuelven el misterio, en tres jornadas tan intensas como plagadas de sorpresas y letanías.
Una novela de crímenes contada como una historia intimista de personajes: “Entre esos muros habitaba Satanás. Una vez dentro, a todos nos devoró la idea de la muerte, ya fuera para matar, ya para morir. Que nadie vuelva a pronunciar jamás el nombre de esa habitación del infierno. Don Jaime dixit.”
Con precisión y maestría, Antonio Gómez Rufo nos transporta al reinado de Jaime I de Aragón para deleitarnos con una historia repleta de secretos y ambición, en la que el amor y la lujuria se convierten en telón de fondo para un magnífico reparto de personajes: un sólido relato que bebe de lo mejor de la novela histórica y de lo mejor de la novela de misterio. El autor combina con gran habilidad los análisis históricos y políticos del momento –a través de un deliberado guiño a El nombre de la rosa- con un argumento que mantiene en vilo al lector gracias a la profundidad y solidez de sus personajes.
La figura histórica de Jaime I de Aragón es una potencial fuente argumental y temática que esta novela ha sabido aprovechar: su rocambolesca concepción, su desdichada infancia, su matrimonio fallido, su activa vida política. El rey actúa como unificador entre la historia amorosa y la criminal e introduce la cuestión política sobre la codicia de poder y los excesos del nacionalismo.
La creación de ambientes es casi tan esencial en la novela como el desarrollo de la psicología de sus personajes. Así ocurría también en otra magistral novela de Gómez Rufo, La leyenda del falso traidor, con la que La abadía de los crímenes mantiene numerosos paralelismos.
Además de una historia divertida e irónica, repleta de intrigas y sorpresas, se trata de una historia de amor. La reina Leonor encarna esta historia de amor narrada en femenino con la destreza que el autor ya ha demostrado anteriormente en este terreno. Un amor que odia primero para rendirse después.
En definitiva, una fascinante novela intergenérica que a ratos parece acercarse a la parodia y en otros atenerse al rigor de la novela histórica con el ritmo y las pistas del género de intriga.
Antonio Gómez Rufo nació en Madrid, estudió Derecho y Criminología en la Universidad Complutense y desde muy pronto se dedicó a la creación literaria. Considerado uno de los mejores escritores españoles, es autor de una docena de novelas, así como de la biografía de Berlanga y de diversos libros sobre Madrid. Su obra, elogiada por la crítica española e internacional, ha sido traducida al alemán, holandés, búlgaro, portugués, francés, griego y polaco. Premio Fernando Lara de Novela y Premio Independencia Dos de Mayo por El secreto del rey cautivo (2005), fue finalista del Premio Nacional de Narrativa con El alma de los peces (2000). También es autor, entre otras, de Las lágrimas de Henan, Los mares del miedo (2003, Premio de la Asociación de Libreros de Cartagena), Adiós a los hombres (2006), El señor de Cheshire (2006, Premio Ducal de Loeches), Balada triste en Madrid (2007) y La noche del tamarindo (2008).
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